
Afueras de Milán, invierno. Una pareja se muda a vivir a un apartamento de nueva construcción con numerosos adelantos "técnicos" que insinúan vislumbrar una renovada calidad de vida.... pos va a ser que no.
Coibentazione, es decir; un problema de aislamiento térmico. No han recubierto bien las paredes exteriores del edificio y ahora a causa de la diferencia de temperatura (fuera -5 dentro con calefacción 21 grados), nos han salido ¡humedades! (
infiltrazioni).
Porca miseria, nos la veíamos tan alla grande que me repatea tener problemas de pisos viejos en uno recién construido brrrrr. Menos mal que estamos de alquiler y a fin de cuentas el problema lo tiene el propietario pero como somos nosotros a sufrir las consecuencias, somos nosotros los que debemos buscar soluciones, para variar. Así, después de informarnos, hemos sabido que conviene regenerar el aire de la casa muy a menudo, casi diariamente, para paliar la formación de moho. Por ello, hemos decidido en pleno invierno, organizar la ¡operación iglú!
¿En qué consiste? Sencillo; Al salir de casa por la mañana dejamos las ventanas abiertas para que entre el aire, cerrando eso sí las contraventanas. Cuando vuelvo, dos horas después, mi casa es un iglú. En seguida cierro y pongo la calefacción pero es inevitable que durante un buen rato esté dentro de casa embutido en el "plumas". Habrase visto, pisos modernos... pero si para aplicar un adelanto se tienen que cargar diez cosas que antes funcionaban, ¿para que quiero yo modernidades?. Casi que me quedo como estaba, con mi viejo pisito sin calefacción (pero con hornillo eléctrico, más que suficiente), pero sin ningún problema estructural. Porque señores mios, arreglar este desaguisado requiere tiempo, ganas y dinero, bastante dinero y repito; es un piso nu-e-vo, cony.
Si es que como en casa no hay nada ¿eh?.