Hoy, a las 9 de la mañana, me he encontrado con la siguiente escena; en una zona poco conocida por mi, he ido a aparcar en un puesto libre que parecía normal cuando al acabar la maniobra viene una motocicleta con un señor que me interpela a no aparcar en un acceso rebajado a la acera. Ni me había dado cuenta, desde el coche no se veía y no figuraba señal alguna. Me dispongo a quitar el coche de allí cuando percibo una insistencia y un tono en el hombre que no me gustó. No estaba haciendo nada malo y me disponía a irme, pero los malos modos de esta gente cuando están al volante o al manillar son de cine. Tanto que, cosa rara en mi, me sentí empujado a responderle. Le hice notar al buen señor que él tampoco podía circular por la acera con una motocicleta, que yo ya me iba pero que lo suyo no era menos grave. jejejeje su reacción fue la típica por estos lares, asumpción de responsabilidades ninguna y contraataque en toda la línea inmediata. En resumen me dijo que "ése era otro tema", no negó su mala acción al contrario, obvió su negligencia "con due palle" y se centró en que yo estaba mal puesto.
Me fuí, convencido de la inutilidad de ninguna discusión. Pero me dejó mal sabor de boca constatar una vez más la miseria cívica de una sociedad formalmente moderna. La impunidad, la incapacidad de ninguna autoridad en atajar estas prácticas, y la sensación palpable de que el más "listo" es quien se lleva la mejor parte en detrimento de quien respeta las reglas, me hacen cuestionar todo afecto a cómo está montado el mundo que me toca vivir. A ver si ahora vamos a tener que volver a la ley del Oeste. ¿Y si me hubiera negado por mis dos
Un antiguo jefe mio me dijo una vez que los problemas (estos míseros problemuchos de
Chic@s, cuidado en la carretera eh!
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